lunes, 8 de enero de 2024

2 en un día.

Hola, hola. Yo o no escribo nunca o lo hago dos veces. Hoy hablé con mi doctora y me dijo que me tomara 120 pastillas en 10 días para acabar con el helicobacter pylori: digo yo si no será menos dañino darle un tiro a la bacteria... No pienso seguir un tratamiento tan arrasador, que me va a dejar más descompuesta la barriga que la propia bacteria, así que le he pedido a la nutri que me diga cómo solucionarlo, ya que si hay tanto helicobacter será por algo (hipoclorhidria o cualquier otra cosa). Matarla sin cambiar el motivo que hace que sobrecrezca no me parece nuy razonable, y es matar moscas a balazos (de ahí mi paralelismo de antes). Hoy he vuelto un poco al redil. Anoche, después de toda la golosina que comí en el cine, cené una ensalada de espinacas, cebolla morada, tomate, aceitunas de Kalamata y caballa. Acabé de comer a las 10 de la noche y hoy desayuné casi a las 11 de la mañana: un kiwi, un huevo sancochado (cocido), y tres tostas de trigo sarraceno con queso de untar. En el trabajo me tomé un litro y medio de agua (hoy, releyendo algunas entradas de mi blog, redescubrí mi intención de tomar 3 litros de agua al día, es decir, 1 litro por cada 30 kg de peso) y en casa pretendo tomarme al menos un litro más. Cuando llegué del trabajo, comí un plato de garbanzos con pollo. Por la tarde, mis chicos se fueron al parque y mi cerebro empezó a pedir palomitas de maíz tipo Risis con chocolate con almendras. De hecho, tenía el sabor en la boca, pero me dije: mira, guapa, tú lo que tienes es cansancio, así que mejor te duermes una siesta. Eso hice. Para cenar, hice una crema de calabaza con puerro, zanahoria, papas, jengibre, cúrcuma y pimienta negra. Me tomé un platazo con un trozo de queso fresco. Me sentó de lujo.Y aquí estoy, actualizando mi día, como si alguien me leyera, aunque admito que me sienta bien escribir, así que lo haré por eso. Un besito y hasta la próxima.

Empezando 2024.

Año nuevo, misma yo... No se podría esperar otra cosa: si llevo 46 años actuando de una forma determinada, no todo va a cambiar porque empiece un año nuevo. O tal vez sí... Sigo con la nutricionista que me lleva el protocolo anticándida (por la sintomatología, parece que hay un sobrecrecimiento de cándida y que podría estar en el estómago, intestino y también en las mucosas. No es de extrañar, no solo porque siempre he consumido cantidades ingentes de hidratos de carbono, sino porque siempre he comido muchos dulces y chuches (la cándida no es tonta, no). Perdí unos 12 kilos en tres meses, siguiendo el protocolo, aunque tuve una amigdalitis bestial y me recetaron antibióticos en noviembre. Después de tomar antibióticos, siempre hay un repunte de cándida, así que me embajoné y volví a comer mucho hidrato, y también golosinas (ayer, por ejemplo, fui al cine; compré palomitas y un montón de chuches, aparte de comer un trozo de flan "casero" megaazucarado). Un rollo. Encima, hoy he visto la analítica de heces y he dado positivo en helicobacter pylori cuyo tratamiento, oh, sorpresa, es también con antibióticos. Además de cansada, me noto algo triste. El año pasado iba a pilates lunes y miércoles (un año entero haciendo deporte, por primera vez en mi vida). Ahora se ha ocupado mi plaza (no pude ir en diciembre) y solo queda libre una hora los miércoles. Me gustaría salir a caminar o apuntarme al gimnasio para hacer ejercicios de fuerza; ojalá me organice para hacerlo. Hoy me levanté, después de casi tres semanas, para ir a piscina, pero no podía con mi alma. Llegué casi hasta la puerta, pero entre el frío que hacía hoy a las 06:30 (voy a piscina a las 7 de la mañana) y lo agotada que estoy, con pesadilla anoche incluida, prefería darme una tregua y no ir a piscina, sino que vine a trabajar directamente. ¿Cómo les va a ustedes?

martes, 26 de septiembre de 2023

Voy muy bien.

Queridas, queridos. Por fin buenas noticias: voy muy bien. No solo de peso, bonito fuera, sino de sensaciones... La nueva nutricionista me ha hecho una megaencuesta y con los síntomas, más mis analíticas de mis últimos años, ha concluido que tengo sobrecremiento de cándida en el intestino. Me ha preguntado si me sentía con fuerzas para empezar una dieta bastante restrictiva: sin azúcar, con pocos hidratos de carbono (provenientes solo de trigo sarraceno, quinoa o amaranto), sin café, con poquísima fruta (solo coco, granada y arándanos), con suplementación y primando el descanso y el sueño. Le dije que sí, que quiero hacerlo por mí, para mejorar. Han sido 17 días los que llevo siguiendo sus indicaciones y me siento DE MARAVILLA: con más energía, menos niebla mental, ya no me duele la pierna izquierda, ni el tobillo... No me quejo de la espalda porque no me duele (la cándida tiene que ver también con las contractiras musculares), sigo durmiendo las horas que mi hijo, y sus patadas, me dejan, pero me levanto mucho más despierta, como si el sueño, poco o mucho, hubiera sido reparador. Le he dicho que me iré dentro de unas semanas de vacaciones a Galicia y que ahí me comería, sí o sí, un trozo de tarta de queso al horno, a menos que me dijera que eso daría al traste con todo el progreso; me ha dicho que claro que puedo, que hay que tener flexibilidad. El resto del tiempo comeré lo que necesita mi cuerpo, y listo. Además, estaremos de paseo, disfrutando de la naturaleza y disfrutando. Echo de menos el café, sobre todo los primeros días; echo de menos las papas sancochadas, la batata, la fruta... Sin embargo, el resumen es muy positivo. Me comí un helado (una bola de limón) con mi padre, disfrutando del regalo de tenerlo conmigo, después de que los médicos pensaran que se moría hace seis meses... En fin, me toca cuidarme para poder seguir celebrando la vida. Besitos y hasta pronto.

viernes, 8 de septiembre de 2023

EmpezAndo v. 5.0

Hace un par de días, hablé con la nueva nutricionista. Hoy me llegó la pauta y tengo que comprar la suplementación y los alimentos que me pautó. Mientras, me ha tocado tirar con lo que tengo. Desayuné dos huevos fritos con un trozo de aguacate y pepino, y un cortado. A media mañana, me comí un trozo de coco natural. Almorcé cinco lonchas de lomo adobado con una ensalada completa: espinacas frescas, tomate. remolacha, zanahoria, aceitunas negras, aguacate, pepino, aliñado todo con limón y AOVE. Justo después, una infusión de hinojo. Puse las piernas en alto algo más de 20 minutos porque tengo el tobillo izquierdo, y la pierna, muy hinchado.

martes, 29 de agosto de 2023

ReFlexiones

Hay que ver lo que influye nuestra manera de hablarnos en nuestro comportamiento. Hoy me descubrí pensando: si soy "la buena" en lengua española y algún día hago algo mal, ¿qué me queda? Y, automáticamente, pensé: me quedan muchas cosas, porque hay decenas de actividades que nunca he practicado, bien fuera por creer que se me darían mal o bien porque nunca se me hubiera ocurrido hacer tal o cual cosa. Ayer, sin ir más lejos, nos pusieron unos hinchables en piscina; era uno con forma de triángulo (rampa de subida y de bajada) y con una base que tenía un escalón que te daba acceso a dicho triángulo. Mi primer pensamiento fue: yo me quiero subir, aunque me dé vergüenza (ya se sabe, gorda en bañador haciendo el ridículo tratando de subir sin éxito). Sorprendente el hecho de pensar siquiera en hacerlo porque lo normal hubiera sido poner añguna excusa y no hacerlo. Pues lo hice, cierto es que me sentí algo ridícula tratando de saltar para llegar a la parte alta porque no podía (le costó al monitor, que es más alto y entrenado que yo...), y no pude hacer lo que pretendía: sentarme para luego deslizarme, como si fuera un tobogán. Sin embargo, lo hice de otra forma y superé, así otro de mis miedos, que era tirarme de cabeza a la piscina. Me sentí capaz, genial. Además, le pedí a una de mis compañeras, una señora de unos 70 años que había decidido no intentarlo, que lo hiciera y también ella lo hizo. Otra ni lo intentó y me recordó a mí hace un tiempo: dijo que se tenía que ir antes porque, si no, llegaría tarde al trabajo (siempre hacemos el mismo horario y nunca ha puesto pega, fue ver el hinchable y cambiarle la cara; me sentí muy identificada con ella). Lo de la piscina fue a las 7 de la mañana y a las 7 de la tarde tuve pilates. Qué bien me sienta pilates y qué bien me siento viendo la manera en la que mi cuerpo responde, la flexibilidad que tiene, la fuerza. Lo mal que lo trato y todo lo que me permite hacer. Qué duro es pensar que no eres merecedora de estar bien, de sentirte bien. Qué jodido es quedarte en tu zona de confort, aún sabiendo que es eso precisamente lo que te impide hacer cosas nuevas, cosas que te harán sentir mejor. La psicóloga me comentó en su momento que lo que hacemos, aún sabiendo que nos sienta mal, lo hacemos porque cumple una misión, porque tiene un sentido para nosotros, bien sea evadirnos de nuestros problemas o evitar que nos enfrentemos a otra cosa peor. Es una herramienta que tenemos, en ocasiones la única, para afrontar ciertas cosas. El día 5 de septiembre tengo cita con una nueva nutricionista, no pesocentrista, para que me ayude. Aquí voy a parar: me ralla un poco que no vayamos a tener en cuenta el peso y sí las sensaciones, porque lo cierto es que sí quiero bajar de peso y sé que voy a estar pendiente. También sé que son importantes las sensaciones, desde dónde hacemos las cosas y fijarnos más en las medidas, descanso, nivel de energía y blablabla, pero no es menos cierto que las personas que llevamos más de media vida lidiando con nuestro exceso de peso seguimos pendientes del número de la báscula. Lucho conmigo misma, con el deseo de tener una alimentación intuitiva, pero sabiendo que voy a comer muchas más golosinas que las debidas (aunque me las permita la nutricionista, no dejarán de estar casi vetadas mentalmente, porque sigo categorizando la comida en buena y mala). Queda un largo camino, compañeros. A lo mejor, debería haber puesto toda la energía que he depositado en la pérdida de peso en conseguir otras cosas. A lo mejor, debería dejar de seguir luchando y permitirme, simplemente, ser.

miércoles, 16 de agosto de 2023

Miércoles, 16 de agosto

Después de una noche toledana, de dormir poco y mal (el niño no paraba de dar vueltas en su cama, se pasó a la mía varias veces, por el calor), mi despertador sonó hoy más tarde, a las 05:55h (normalmente, cuando voy a piscina, lo pongo a las 05:10). Llegué a piscina un poco por los pelos, a las 06:50, pero a tiempo. Cosa rara, mientras nadaba, noté ganas de comer; normalmente, desayuno sobre las 10:30. Al salir de la piscina, fui a desayunar a un sitio en el que venden cosas sin gluten exclusivamente. Pedí una pulguita vegetal con atún y (meeeeec) un leche y leche. A las once, salí y me tomé un cortado. Es interesante subrayar lo que viene ahora. Desde hace años, mis compañeras y yo íbamos a desayunar juntas: todos los días, a las 08:30, nos levantábamos de nuestro puesto e íbamos a comer. Estando ellas de vacaciones, procedí a hacer lo mismo y, por primera vez (¿en años?) me pregunté si tenía hambre. La respuesta fue que no, así que me dije que lo mejor sería esperar a que tuviera alguna señal que me indicara que quería comer. Sorprendentemente, esa señal apareció a las 13:50h. Dado que ya salía del trabajo y que almuerzo a las 15:00h, decidí esperar hasta llegar a casa. Lo curioso es que seguí haciéndolo así y me funciona de maravilla. Primero, porque así, con esas horas entre la cena y el desayuno, le doy un descanso al cuerpo y se puede regenerar antes y mejor. Segundo, porque escuchaba y respetaba así mi sensación de hambre. En ocasiones, sobre todo cuando desayunamos fuera del trabajo, vamos antes, sobre las 08:30h nuevamente y, si como en ese momento, a media mañana me suele dar ganas de comer. Curioso. Supongo que se deberá a que normalmente tomo un sandwich sin gluten y, claro, el hidrato de carbono tiene ese pico de glucosa y luego te da hambre más pronto. En la medida de lo posible, trato de comer mucha más proteína por la mañana, porque sacia más, aparte de que tiene mayor densidad nutricional. Para hoy tenía preparado (y dejé olvidado en la nevera) un huevo sancochado (cocido), con unos filetes de caballa en aceite de oliva (bote de cristal de ALDI) y unos cherries. Lo traeré mañana con remolacha y zanahoria ralladas con zumo de limón. No sé qué menú habrá hoy en casa de mi padre para almorzar, lo que sí sé es que esta tarde tengo pilates, así que ración doble de ejercicio. Seguiré informando, pues.

martes, 15 de agosto de 2023

Martes, 15 de agosto.

10 horas de sueño, aunque no reparador. Me he despertado varias veces, entre el niño, que no para de moverse, el calor, y que mi cama me muele, es imposible descansar bien. Hoy desayuné un kiwi, un huevo sancochado, medio aguacate y unas lonchas de jamón serrano, más un cortado. Almorzamos arroz integral con prebióticos, carne picada de cerdo y mi salsa casera que hice antes de ayer para los macarrones. Antes de comer (mal), fui a la tienda a tomar un cortado con leche condensada (leche y leche, se llama aquí), más un donut de chocolate blanco relleno de chocolate (gluten, meeeec). No contenta con eso, me comí un polo de chocolate y leche. Por la tarde fuimos a la playa y nos dimos un baño que me supo a gloria. Otro cortado (el cuarto del día) y para cenar, un despropósito: pedimos a la pizzería y yo quise huevos estrellados con papas fritas, cebolla y chistorra (y muuuucha grasa). Estoy haciendo malas elecciones, lo sé. Lo seguiré intentando.